La sociedad actual tapa cualquier tipo de sentimiento o recuerdo, creando capas encima de su personalidad que no se adecúan a la realidad. Se ocultan los sentimientos. Nace así la metáfora de ocultar el verdadero estado de una pared, al igual que hace mucho público de la sociedad actual.
La perfección cuadriculada que nos rodea hace que seleccionemos siempre un producto bello y equilibrado. Los materiales y servicios que consumimos han de estar medidos y cumplir unos cánones de perfección para su venta. Sólo apreciamos lo perfecto, lo bello, olvidando el valor de lo desequilibrado, el fallo, el error.